jueves, junio 30, 2016

Tomás Downey - Cuestionario básico


1.- ¿Por qué escribes?

Una de muchas respuestas posibles es que de chico tenía una valija llena de pedazos de objetos que usaba para jugar. Cada cosa que se rompía en casa, un teléfono de disco, una calculadora, una linterna, todo iba a parar a mi maletín. Desarmaba esas cosas, o las rompía a martillazos si es que no encontraba por dónde abrirlas, y luego intentaba reconstruirlas injertándoles otras piezas. Trataba de entender su funcionamiento y hasta jugaba a arreglarlas, cosa que nunca sucedía. Pero lo que me interesaba por sobre todo era la lógica interna, los circuitos mediante los cuales un cable conectaba un punto con otro, para qué servía cada pieza. Por esa época decía que cuando fuese grande quería construir robots, pero nunca fui hábil con las manos.
            Entonces empecé a leer, y años más tarde a escribir. Un relato es, en cierta medida, una máquina que tiene su propia lógica. Consta de partes que están conectadas entre sí; y si no sobran ni faltan piezas, funciona.  

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?

Me suele costar mucho concentrarme y no paso lapsos de más de media hora sentado. O una, como mucho, si estoy trabajando en algo que me entusiasma y que no me ofrece resistencia. En principio, necesito silencio. Pero a veces escribo en bares y ese murmullo de voces también funciona. También es importante estar solo, en general, y que a nadie se le ocurra espiar la pantalla mientras trabajo. Hasta que yo no sienta que un texto está listo para que otros lo lean, es como si me vieran desnudo.

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?

A grandes rasgos, lo que tiene que ver con las relaciones humanas, que son siempre mecanismos de contrapeso. Las dinámicas que se dan dentro de una familia, o en las relaciones de pareja, están hechas de lenguaje; que es nuestra forma de comunicarnos y, a la vez, la fuente de todos los malentendidos. Ese juego entre lo que podemos decirnos y lo que no es muy interesante. En ese margen, para mí, existe la literatura, o al menos una de las tantas formas de entenderla.  

4.- ¿Algún  principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?

Tengo que recordármelo todo el tiempo porque me lo olvido, pero: tener paciencia. Cuando me siento a escribir, o a hacer cualquier cosa, quiero ver el fruto de mi trabajo en el mismo momento, quiero ver un avance. Y a veces tardo semanas en terminar un cuento. Todos los días dedico dos o tres horas a escribir, y a veces, en todo ese tiempo, solo logro unos pocos párrafos, o hago correcciones casi insignificantes. En general, escribo de a poco; y tengo que hacer un esfuerzo para no frustrarme cuando no encuentro el rumbo. Porque en lo concreto vivimos una cotidianeidad trabada, trabajosa, hasta que de repente algo sucede, se cristaliza. Entonces tomo un poco de distancia y veo que todos esos pequeños detalles, esas horas que parecían perdidas, terminaron por servir para darle forma a un texto terminado.

5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo tienen todo planificado desde el principio?

Si pienso la historia completa de antemano suelo tener demasiado presente lo que quiero decir, y pongo al texto en función de esa idea prefijada. Y el relato, así, pierde elasticidad. A medida que avanzo voy descubriendo cosas que no tenía planeadas, y para prestarles atención tengo que ir despacio. Si sé hacia donde voy, exactamente, me gana la ansiedad y me apuro, quiero llegar al final. Y es necesaria la paciencia; porque cuanto más detalles tiene el mundo que construimos, más verosímil es. Gana en profundidad, en perspectiva. A la vez, seguir el pulso de la historia es tratar de encontrar su propia lógica y dejarse llevar por ella. Si trato de forzarla al molde que le había preestablecido, el resultado suele ser un relato en función de ideas más que de sensaciones. Salvo alguna que otra excepción, el final de una historia suele quedar claro cuando ya pasé la mitad, más o menos. Me es necesaria esa libertad de no saber bien adónde voy.

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

Haciendo un recorte arbitrario y ecléctico, en este momento se me ocurre nombrar a: J. P. Donleavy, Raymond Carver, Kelly Link, Lydia Davis, Mellville, Salinger, Matheson. Todos norteamericanos. Tres libros que me marcaron muchísimo, en distintas etapas de mi vida, son Historia de Hadas en Nueva York, Soy Leyenda, y Magia para Principiantes. Otros: Bolaño y sus cuentos, o Los Detectives Salvajes. Rulfo con Pedro Paramo. Di Bendetto con Zama. Puig y Boquitas Pintadas. Más acá, en el tiempo y el espacio: Falco, Enriquez, Schweblin, que son tres cuentistas argentinos enormes, aunque también incursionaron en otros géneros. También Katchadjian, Gamerro, García Lao. Leo mucha narrativa argentina contemporánea. Y no puedo dejar afuera a Borges, aunque debería estar implícito en cualquier lista de este tipo.

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.


Mi primer libro, Acá el tiempo es otra cosa, se publicó en Argentina en agosto de 2015 por editorial Interzona, y ganó el primer premio en género cuento del Fondo Nacional de las Artes, edición 2013. Ahora estoy trabajando en un nuevo libro de cuentos, que se mueve entre lo fantástico y lo extraño, y que trata de profundizar algunas ideas que esbocé en el anterior.


Tomás Downey nació en Buenos Aires, Argentina, en 1984. Es guionista, egresado de la ENERC, la escuela de cine del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales. Acá el tiempo es otra cosa es su primer libro, ganador del 1º Premio del Fondo Nacional de las Artes, edición 2013, en género cuentos, y publicado por Editorial Interzona en agosto de 2015. 

lunes, junio 27, 2016

Rubén Abella - Cuestionario básico


1.- ¿Por qué escribes?

Dice António Lobo Antunes, y yo estoy de acuerdo, que a esa pregunta cada escritor puede dar quince o veinte respuestas verdaderas, aunque seguramente ninguna sincera del todo pues lo cierto es que nadie sabe de verdad por qué escribe: es como preguntarle a un manzano por qué da manzanas. Yo escribo, esencialmente, porque me lo pide el cuerpo. Y porque miro a mi alrededor y hay un montón de cosas que no me cuadran. Y porque me intriga hasta dónde puede llevarme lo que escribo. Y porque hay pocas cosas más bellas que el lenguaje. Y porque quiero hacer sentir a los demás la conmoción que siento yo cuando leo. Y porque si no escribiera, no sabría qué hacer al levantarme por la mañana… Podría seguir dando porqués, pero el primero es el bueno.

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?

Puedo pensar y tomar notas en cualquier sitio, pero escribir, escribir en serio, solo lo hago en casa y por las mañanas. A partir de la hora de comer la imaginación ya no me funciona con la misma eficacia. Suelo escribir el primer borrador de mis libros a bolígrafo, por lo general en un cuaderno Moleskine grande rayado. La mayor parte de ese magma inicial nunca llega a la pantalla del ordenador. El cuaderno, sin embargo, me da una comprensión global —y yo diría que espacial, tridimensional— del proyecto que tengo entre manos. Soluciono muchos problemas narrativos paseando, o en el metro —el ritmo casi hipnótico de los trenes me ayuda a enhebrar ideas—, o al acostarme, en esos momentos mágicos en que uno pende entre el sueño y la vigilia.

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?

Decía el gran Torrente Ballester que el escritor es aquel que puede ver al mismo tiempo las dos caras de la luna. Ver la cara iluminada es relativamente sencillo. Lo complicado es ver qué sucede en la oscura. A eso, a averiguar qué hay al otro lado de la puerta, dedico gran parte de mis energías ceativas. También me obsesiona la memoria, que siempre me ha parecido un mecanismo mental muy poco fiable y tremendamente imaginativo. Mis dos últimas novelas, Baruc en el río y California, están narradas por personajes obsesionados con el recuerdo, con poner orden en el presente a partir de los retazos recompuestos del pasado. Me interesan las relaciones de pareja, la familia, la identidad, las falsas apariencias, el engaño, la naturaleza esquiva de la verdad.

4.- ¿Algún  principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?

De Hemingway he aprendido a no dejar el escritorio sin saber por dónde va a seguir la historia día siguiente. Él estaba convencido de que así la mente sigue trabajando la trama aunque tú ya estés haciendo otras cosas. Y la verdad es que funciona. Además, esa técnica evita —o al menos mitiga un poco— el temido vértigo de la página en blanco. Al final de cada jornada, como aconsejaba Flaubert, leo en voz alta lo que he escrito. Es la prueba del algodón. La mejor forma de detectar lo que no funciona.

5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo tienen todo planificado desde el principio?

Un poco las dos cosas. Escribir es para mí una combinación de la mente y el instinto. Es bueno programar, pero también escuchar lo que te va diciendo la historia. Planifico las líneas maestras de la trama, las escenas fundamentales que la vertebran. Trato de saber lo más posible sobre los personajes. Pero siempre estoy abierto a lo inesperado, a las sorpresas que surgen de la propia escritura, de lo contrario este oficio sería un poco aburrido. Escribir es siempre una exploración, no una confirmación de lo que ya sabes. En buena parte escribir es también incertidumbre. La gente que no duda no suele escribir.

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

Decidí hacerme escritor de adolescente al leer Mientras agonizo, de William Faulkner. No entendí casi nada, pero quedé deslumbrado por el poder de su lenguaje. Así aprendí que en literatura uno no tiene que comprenderlo todo, que hay cosas esenciales que ocurren bajo los radares de lo inteligible, a un nivel más profundo. También me ha marcado mucho Pedro Páramo, de Juan Rulfo. Lo abra por donde lo abra, siempre logra emocionarme. Otros autores que me conmueven son Robert Walser, E. L. Doctorow, Joseph Roth, Chejov, Dostoievski, Tobias Wolff, Milan Kundera, Álvaro Mutis, Raymond Carver… Y no dejo de revisitar los clásicos. Hace poco releí Hamlet y me impresionó aún más que la primera vez.

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.

Lo último que he publicado es una novela titulada California (2015), un vía crucis en quince capítulos que narra el descenso a los infiernos de un hombre exitoso. En el origen de California está una cita del poeta metafísico inglés John Donne: nadie duerme en la carreta que lo lleva de la cárcel al patíbulo, y sin embargo todos dormimos desde la matriz hasta la sepultura, o no estamos despiertos del todo. Puede que ese sea el gran error de César O’Malley, el protagonista de California. Su gran pecado. Y acabo de terminar una nueva novela. Por ahora solo puedo decir que es una historia polifónica y que se titula Dice la sangre


Rubén Abella es licenciado en Filología Inglesa y ha cursado estudios de postgrado en las universidades de Tulane (Nueva Orleans, Estados Unidos) y Adelaida (Australia). Su primera novela, La sombra del escapista, recibió en 2002 el Premio de Narrativa Torrente Ballester y con su segunda, El libro del amor esquivo, resultó finalista del Premio Nadal en 2009. En 2007 No habría sido igual sin la lluvia mereció el Premio Mario Vargas Llosa NH de Relatos, feliz incursión en el género del microrrelato que quedó revalidada en 2010 con Los ojos de los peces. En 2011 publicó Baruc en el río. California (2015) es su cuarta novela. Rubén Abella compagina la escritura con la fotografía y la docencia. Ha impartido cursos y conferencias sobre diversas materias en universidades de todo el mundo y es profesor de la Escuela de Escritores y de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid

jueves, junio 23, 2016

Esther Cross - Cuestionario básico


1.- ¿Por qué escribes?

Siempre me gustaron los libros. Cuando era chica, las paredes de mi casa estaban forradas de libros.  Ahora pasa lo mismo en mi zona de la casa. Es mi forma de vida.

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?

Busco silencio, me cuesta concentrarme porque hay tanto para escuchar y ver. Una no quiere perderse nada pero en el momento de escribir hay que sumergirse. Me gusta escribir en los bares a pesar de los gritones.

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?

En este momento, que es el único del que puedo dar testimonio: los milagros del malentendido, mi madre, llegar temprano y llegar tarde.

4.- ¿Algún  principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?

Captar lo que una realmente quiere escribir y dejarse llevar por eso.  Después detectar el momento en que una tiene que empezar a  llevarlo. Una vez en dominio, largarse de nuevo.

5.- ¿Eres de las que se deja llevar por la historia o de las que lo tienen todo planificado desde el principio?

De las que se dejan llevar por la historia en el asiento del piloto. 

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

Moby Dick. El juguete rabioso. El lector común y Un cuarto propio. La condesa sangrienta de Valentine Penrose  -también leída por Alejandra Pizarnik. La balada del café triste.  Los relatos de Kafka. La poesía de Leopoldo María Panero.  Nadie encendía las lámparas, de Felisberto Hernández. Crimen y castigo. Los cuentos de Flannery O’Connor,  … Dejo aquí para que la cabecera no se hipertrofie.

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.

Lo último que publiqué fue La mujer que escribió Frankenstein, un libro sobre Mary Shelley, el mundo que la rodeaba y la influyó y que ahora vemos, en retroactivo, bajo la influencia de ella.

En este momento estoy corrigiendo un libro de cuentos, que se llama Los que volvieron y será publicado este año.


Esther Cross (Buenos Aires, 1961) ha publicado  Bioy Casares a la hora de escribir y Conversaciones con Borges en el taller literario, libros de entrevistas con los autores, escritos en colaboración con Félix della Paolera; las novelas Crónicas de alados y aprendices, La inundación, El banquete de la araña, Radiana y La señorita Porcel y los libros de cuentos La divina proporción y Kavanagh.  Tradujo Once tipos de soledad, de Richard Yates y estuvo cargo de la traducción y selección de cuentos de dos libros de William Goyen publicados en Argentina: La misma sangre y otros cuentos y Ángeles y hombres. En el año 2012, tradujo los Cuentos Completos del mismo autor, en una edición compartida con Carlos Ribalta, para la editorial Seix Barral, de España. En el 2009, editó y prologó, junto a Ángela Pradelli, la antología La Biblia según veinticinco escritores argentinos (Emecé Planeta, Argentina).  Su último libro, La mujer que escribió Frankenstein, fue publicado por Emecé en el año 2013.

lunes, junio 20, 2016

Miguel Sánchez Robles - Cuestionario básico


1.- ¿Por qué escribes?

Esa pregunta es la más difícil que me han hecho nunca. Parece fácil, pero no lo es. En realidad nadie sabe muy bien por qué escribe. Hay gente que respondería: por éxito, por fama, por dinero, por necesidad, por trascendencia... Hay escritores que lo tienen muy claro y lo reflejan muy bien en su Literatura contando “peripecias” o algo así. Pero eso sería siempre una aproximación. Yo creo que escribo por “salvación”. Escribir salva, no sé exactamente de qué, pero salva. Te ayuda a encontrarle un sentido a la vida. Encontrarle un sentido a la vida es un milagro en sí mismo. La vida no tiene sentido y cada uno le encontramos uno. Algunos le encontramos ése.

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?

Manías y supersticiones no tengo. Costumbres y preferencias, sí. Escribo por las tardes. Sobre todo al atardecer y a primeras horas de la noche. Generalmente a esas horas en las que más audiencia tiene la televisión.

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?

Mi tema primordial es “la congoja”. Esa congoja de uno mismo que nunca se te va, que te acompaña siempre y que se instala en tus ojos para mirarlo todo con una luz distinta o algo así. No me interesa contar cosas, sino testimoniar la conmoción, el asombro, la sorpresa misma de estar vivo en un mundo hermoso y cruel, bello y ridículo al mismo tiempo. Muy bello y muy grotesco. Pasmosamente bello y extremadamente esperpéntico.

4.- ¿Algún  principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?

Una vez, en una cena, le oí a José Hierro que había que escribir con “el hígado”. Creo que entendí lo que quiso decir y estoy de acuerdo con ello. Huyo de la banalidad, de los diálogos inanes que llenan las novelas, de las peripecias, de los asesinatos, esa manía o moda de los asesinatos. Cuando mejor se escribe es cuando no queda casi nada que decir. Así escribía Samuel Beckett. Y así creo que se escribe con o desde el hígado, como decía Hierro.

5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo tienen todo planificado desde el principio?

Mi escritura parte siempre de una pulsión, de una idea, de un sentimiento. Luego todo viene solo, todo va concurriendo y te sorprende cómo se desarrolla y encaja en el universo verbal de un relato o de un poema. Planificar no me sirve, siempre me falla luego. Sé lo que quiero transmitir y de ahí parte todo.

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

No tengo autores favoritos. Cada vez me gustan menos autores. Hay autores que me gustaron y ya no me gustan. Tengo un problema con eso. Me cuesta mucho trabajo encontrar novelas que pueda terminar. O poesía que me guste, que yo la pueda considerar como poesía “verdadera”. Tampoco he sido de releer libros. Sólo Mortal y rosa de Umbral y En ausencia de Blanca y Nada del otro mundo de Muñoz Molina son de los pocos libros que he releído. Esas tres obras, junto con el Libro del desasosiego de Pessoa y El llano en llamas de Juan Rulfo, son tal vez los libros que más me han impactado. Y El balcón en invierno de Luis Landero. Es tan difícil encontrar libros así, que deslumbren.

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.

Estoy terminando un poemario y una novela muy corta, un texto muy condensado, un libro que no tendrá más de 125 páginas porque me parecen aberrantes esas novelas actuales voluminosas  llenas de diálogos superfluos que están de moda ahora. Creo que las llenan de páginas para justificar los veinticuatro o veinticinco euros que te cobran por ellas. Te los podrían cobrar igual, porque un buen libro en realidad es una obra de arte que tiene su valor, pero te aliviarían si las redujesen. Estoy convencido de que hay algo de artificial y venal en hacerlas tan largas, tan extensas.

Lo último que he publicado ha sido una novela titulada Nunca la vida es nuestra y un poemario Las palabras oscuras, ambas obras premiadas en importantes certámenes literarios fuera del ámbito comercial. 


Miguel Sánchez Robles (Caravaca de la Cruz, 1957). Catedrático de Geografía e Historia y escritor.
En poesía ha obtenido premios como el “Gabriel Celaya”, “Blas de Otero”, “Leonor”, “Esquío”, “Barcarola”, “Claudio Rodríguez”, “Miguel Hernández”... Y   publicado los libros: Las palabras oscuras, El Tiempo y la Sustancia, Materia predilecta, Instrucciones para reiniciar un cerebro o Treinta maneras de mirar la lluvia...

Ha escrito y publicado también las novelas: Donde empieza la Nada, Nunca la vida es nuestra, La tristeza del barro y Corazones de cordero y es autor del libro de ensayo El sentido del mundo, con el que obtuvo el premio “Becerro de Bengoa” de la Diputación Foral de Álava.

jueves, junio 16, 2016

Juan Carlos Chirinos - Cuestionario básico


1.- ¿Por qué escribes?

Me lo preguntan desde hace mucho. Creo que la respuesta, por ahora, es esta: Estoy buscando.

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?

Solo una: escribir sin sueño y sin hambre.

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?

El mal. En todas sus formas. Los animales. En todas sus formas.

4.- ¿Algún  principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?

«Dale que no viene carro».

5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo tienen todo planificado desde el principio?

Depende; «a veces soy casada, a veces soy soltera», dijo María de Medeiros una vez en una entrevista.

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

Ahora, Joseph Roth. Jorge Edwards. E. A. Ch. Wassianski. Nabokov. Siempre: José Balza y Benito de Nursia.

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.

La manzana de Nietzsche (Ediciones La Palma, 2015) es mi libro más reciente; es un libro de relatos en el que exploro los límites que pueden expandir la ficción; es decir, cómo se pueden contar un universo diferente, que no necesite de la muleta de realidad. Además, ejecuto una pequeña venganza contra los intelectuales que bajan la cerviz ante el poder, sobre todo los intelectuales del primer mundo cuando se enfrentan al tirano de sus sueños más mojados.


Juan Carlos Chirinos. Estudió literatura en Caracas y Salamanca. Ha publicado los libros de relatos Leerse los gatos (1997), premio de la embajada de España en Venezuela, Homero haciendo zapping (2003), premio de la bienal Ramos Sucre y Los sordos trilingües (2011); las novelas El niño malo cuenta hasta cien y se retira (2004), finalista del premio internacional de novela Rómulo Gallegos, Nochebosque (2011) y Gemelas (2013); y las biografías Miranda, el nómada sentimental (2006), La reina de los cuatro nombres: Olimpia, madre de Alejandro Magno (2005), Alejandro Magno, el vivo anhelo de conocer (2004) y Albert Einstein, cartas probables para Hann (2004), seleccionada esta última por el Ministerio de Educación de México para las escuelas de educación básica. Sus textos han sido incluidos en numerosas antologías en Venezuela, España, Estados Unidos, Francia, Argelia, Cuba, Marruecos y Canadá. En The Contemporary Spanish-American Novel, la crítica Elda Stanco Downey, del Roanoke College, ha escrito que «una clave para entender y disfrutar plenamente de sus novelas y cuentos es encontrar las pistas intertextuales de sus historias.» Reside en Madrid, donde trabaja de asesor literario y profesor de escritura creativa.



*La foto es de Milagros Socorro

lunes, junio 13, 2016

Susana Hernández - Cuestionario básico


1.- ¿Por qué escribes?

Es una necesidad. Algo que no puedo evitar. Lo hago desde pequeña. Siempre supe que escribir era lo que más me divertía en el mundo, lo que de verdad me llenaba. Y sigo sintiéndolo igual.

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?

Soy poco maniática. Necesito un ordenador y buen té. Poco más. Rindo mejor por la tarde que por la mañana. Antes solía escribir de noche, pero cada vez lo hago menos.

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?

Básicamente mis novelas habla de relaciones. Es un tema tan apasionante como infinito. Se pueden abordar desde mil puntos de vista distintos. Luego hay otros temas que son recurrentes: el miedo, la culpa, la lealtad, los límites morales.

4.- ¿Algún  principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?

Procuro escribir sin pensar en el lector. Hacerlo supone una presión innecesaria. Hay que ser lo más honesto posible con uno mismo.

5.- ¿Eres de las que se deja llevar por la historia o de las que lo tienen todo planificado desde el principio?

Las planificaciones no me sirven de mucho. Siempre acabo cambiando casi todo lo que había pensado. Lo que mejor me funciona es tener algunas cosas claras, unos puntos de referencia sobre la trama, y sobre todo unos personajes lo mejor definidos posible, y  partir de ahí, voy construyendo la novela. Normalmente del primer borrador al último (suelo hacer cuatro o cinco) hay muchísima diferencia. Me gusta empezar en un punto y acabar en otro completamente diferente.  La posibilidad de que por el camino sucedan cosas sorprendentes.

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

Va con las época. Ahora mismo me quedo con Mankell y Higmisth. En otras épocas han sido Carver, Anaïs Nin o Pío Baroja. Todos ellos son autores que me han marcado de un modo u otro. Como obra, Ana Karenina.

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.

Ahora mismo estoy acabando de corregir una novela que espero que se publique a finales de año o a principios del siguiente. No puedo decirte mucho más. Solamente que no pertenece  a la serie protagonizada por la subinspectora Santana, personaje central de mis tres últimas novelas. Es una historia muy negra, en la que no aparecen policías ni investigaciones.  También estoy con proyectos de teatro. Por otro lado, en junio verá la luz una antología en la que participo con otros doce autores. Se llama Obscena y está dirigida por Juan Ramón Biedma.  Y sigo con la promoción de mi última novela, Cuentas pendientes en festivales. Estaré en Valencia Negra y en la Semana Negra de Gijón.


Susana Hernández (Barcelona) ha estudiado Imagen y Sonido e Integración Social y compagina estudios de Investigación Privada y Psicología. Ha colaborado en diversos medios de comunicación ejerciendo como crítico musical y redactora de deportes, así como locutora en medios radiofónicos. Ha publicado las novelas: La casa roja (Premio Ciudad de San Adrián 2005/ LcLibros 2013), La puta que leía a Jack Kerouac (Lesrain 2007/LcLibros 2012), Curvas peligrosas (Odisea Editorial 2010), Contra las cuerdas (finalista a la mejor novela Festival Valencia Negra 2013) (Alrevés Editorial 2012) y Cuentas pendientes (Alrevés Editorial 2015) (finalista a la mejor novela negra en Tenerife Noir 2016, Salamanca Negra 2016 y Premios Novelpol 2016). Rebeca Santana, protagonista de la serie que incluye hasta la fecha las novelas Curvas peligrosas, Contra las cuerdas y Cuentas pendientes fue elegida mejor personaje de novela negra y policial 2012 en los Premios LeeMisterio.
Asimismo ha participado en varias antologías de género negro: Elles també maten (Llibres del Delicte 2013), Fundido en negro (Alrevés Editorial 2014) y Diez negritos, nuevas voces del género negro (Alrevés Editorial 2015).
En 2015 se ha estrenado como autora de teatro con el texto "El ascensor", que recientemente ha sido adaptado al cine.
En su haber cuenta con diversos premios de relato, novela y poesía. Actualmente imparte talleres literarios y colabora en diversas publicaciones.


jueves, junio 09, 2016

Paco Inclán - Cuestionario básico


1.- ¿Por qué escribes?

Hay momentos, aunque no siempre es así, que incluso diría que escribo porque disfruto haciéndolo. Me gusta desarrollar universos paralelos que discurren por mi cerebro en forma de historias, ideas, tramas a las que intento darle algún sentido a través de la escritura.

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?

No muchas. Necesito de total aislamiento e intimidad para la parte definitiva del proceso. Para eso lo mejor es la nocturnidad silenciosa.

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?

Me interesa todo aquello que está fuera de foco. Personajes secundarios y terciarios inmiscuidos en asuntos raros, minoritarios, aparentemente intrascendentes. Rescatar sus historias para darles protagonismo. Rastrear por el patio trasero de la Historia.

4.- ¿Algún  principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?

Hay una parte muy importante del proceso de escritura que consiste en tachar, borrar, eliminar, editar. Para quedarse con la esencia de lo que realmente se quiere contar. Escribir es economizar el lenguaje, cada frase debería tener un por qué en el conjunto global de la historia.

5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo tienen todo planificado desde el principio?

Un punto intermedio. Suelo tener alguna estructura de lo que quiero contar, escrita en libretitas, papelitos, servilletas o con apuntes mentales. A partir de esta estructura básica, desarrollo la historia. Pueden pasar años entre que las pienso y las escribo.

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

Muy variables y eclécticos. Ahora mismo te diría que David Foster Wallace, que es el autor que estoy leyendo (Hablemos de langostas). Siempre nombro El antropólogo inocente de Nigel Barley. Otras lecturas satisfactorias que me vienen ahora a la mente son En el mapa de Simon Garfield; Balún Canán de Rosario Castellanos; Los pazos de Ulloa de Emilia Pardo Bazán; Los de abajo de Mariano Azuela, o el relato La autopista del sur de Julio Cortázar. Por citar algunos.

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.


Hace uno meses publiqué Tantas mentiras con la editorial Jekyll&Jill, un libro de doce relatos y una novela que seguimos rodando a través de presentaciones, firmas, tertulias, etc. A principios de este año les envié un nuevo manuscrito con ocho nuevos relatos y han decidido tirar adelante con la edición, lo cual me hace una ilusión enorme. Cinco islas, un desierto, Braga y Alcobendas son los escenarios de las historias del nuevo libro.


Paco Inclán (Valencia, 1975), es editor desde el año 2008 de la revista de arte y pensamiento Bostezo (www.revistabostezo.com). Ha investigado la época dorada (1924-1952) de la pelota vasca en Catalunya (Institut d’Estudis Catalans-Eusko Ikaskuntza) y la etapa de Max Aub como director de la radio y la televisión de la Universidad Nacional Autónoma de México (Fundación Max Aub). Ha publicado La solidaridad no era esto (La Tapadera, 2001), El País Vasco no existe (La Tapadera, 2004), La vida póstuma (Fides Ediciones, México D. F., 2008), Hacia una psicogeografía de lo rural (Fundación Campo Adentro, Madrid, 2011) y Tantas mentiras (Jekyll&Jill, 2015).

lunes, junio 06, 2016

Feria del Libro de Madrid 2016

Un año más estuve en la Feria del Libro de Madrid, recorriendo las casetas, gastándome más dinero del que tenía previsto y saludando a muchos amigos. Las estrellas en esta ocasión eran jóvenes "youtubers", llamados Dalas Review, Celopan, Auronplay; aparte del incombustible Blue Jeans, todos con colas enormes de gente muy joven. Pero también hubo muchos escritores muy interesantes.
He tenido la impresión de que ha habido más público que en ediciones anteriores, y gente interesada en la buena literatura, lo cual es algo digno de celebrar.

Hubo momentos en que resultaba difícil acercarse a las casetas.

Pepe Cervera firmaba ejemplares de su último trabajo: "Alguien debería escribir un libro sobre Alejandro Sawa" (editorial Menoscuarto). Le acompaña José Ángel Zapatero, editor de Menoscuarto. A su lado firmaba el escritor Javier Reverte.

Berta Vías Mahou firmaba "Yo soy El Otro" (editorial Acantilado).

Marta Sanz firmando "Farándula" (editorial anagrama).

Lola López Mondéjar firmando "Cada noche, cada noche" (editorial Siruela).

Flavia Company y Maite Núñez firmando respectivamente "Haru" (editorial La Galera) y "Cosas que decidir mientras se hace la cena" (editorial Base).

Julio Jurado me firmó un ejemplar de su libro "El bombardero azul" (editorial Adeshoras).

Pere Cervantes y su libro "La mirada de Chapman" (ediciones B)

Ignacio Ferrando firmaba "Nosotros H" (editorial Tropo), con él Patricia Sarabia, de la editorial.

Víctor García Antón y Kike Cherta promocionaban el libro "Cuentos como churros" (editorial Pezsapo), que nace de un interesante proyecto que puede encontrarse en la red, llamado precisamente de ese modo: "Cuentos como churros".

Rosa Ribas y su último libro protagonizado por la inspectora Cornelia Weber-Tejedor: "Si no, lo matamos" (editorial Grijalbo).

Fran Nuño y su libro "Haikufauna" (editorial Esdrújula).

Samanta Schweblin y su libro "Siete casas vacías" (editorial Páginas de Espuma).

Alan Heathcock, autor del libro "Volt" (Dirty Works).

Juan Cruz y Nuria Labari

Paco Roca

José María Guelbenzu

Enrique Vila-Matas

Manuel Vicent

Luis Alberto de Cuenca

Juan Arnau

Fernando Marías

Luis Landero y Rafael Reig

Gabriela Ybarra

Santiago Posteguillo

Patricio Pron

Jesús Palacios

Juan Madrid

Jonas Jonasson

Jorge Díaz

Andrés Trapiello

Peridis

Lucía Etxebarría

Milena Busquets

Luis Eduardo Aute

Elvira Lindo


Y todavía queda una semana de Feria... No creo que pueda volver, además mi bolsillo ya anda resentido... Pero la tentación... Ay, la tentación.