lunes, julio 06, 2015

Iván Teruel - Cuestionario básico



1.- ¿Por qué escribes?

Yo con nueve o diez años estuve a punto de morir atragantado con un globo. Fíjate, ahora mismo estoy verbalizando esa circunstancia. Estoy refiriendo una situación más bien dramática. Pero, seamos sinceros: ¿qué provoco en quien me lee? ¿Qué provoco en quien me escucha cuando lo relato en voz alta? Algo muy parecido a la indiferencia, estoy convencido. OY le puedo añadir matices y decir que experimenté una mezcla de angustia y serenidad. Y que esa serenidad que siguió a la angustia primera, esa aceptación tranquila de la muerte inminente, es lo que más me ha inquietado siempre cuando he convocado ese recuerdo. Con esos matices añadidos, la indiferencia de quien me lee o escucha puede derivar en una leve contracción del ánimo. Pero lo esencial de aquella situación se pierde entre un cúmulo de palabras rutinarias. ¿Por qué escribo? ¿Con qué intención escribo? Con la intención de poder acercar a alguien la magnitud de la angustia y la serenidad que sentí en aquellos momentos. O quizás ni siquiera por eso. Quizás la verdadera razón por la que escribo es que no hay una razón demasiado clara.

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?

Escuché en cierta ocasión una conferencia grabada de Carmen Martín Gaite en la que refería la leyenda que se le atribuye al escritor italiano Alfieri: se decía que este le pedía a su mayordomo que le atara una pierna a la silla cuando se ponía a escribir; y que le exigía que durante una hora no lo desatara aunque se lo pidiera entre gritos, insultos y amenazas (fantástica reformulación del mito de Ulises y las sirenas, por cierto). Parece ser que cuando, al cabo de una hora, el mayordomo iba a desatarlo, Alfieri estaba tan enfrascado en la escritura que ni siquiera se percataba de tal circunstancia. Digamos que a mí me falta el mayordomo que me ate a la silla durante una hora. Por eso escribo con cuentagotas. Por eso me da la sensación de que me cuesta tanto escribir. Porque muy a menudo salgo derrotado de esa primera  hora crítica.

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?

Hay dos grandes núcleos. Por un lado todo aquello relativo a nuestra condición humana que a menudo intentamos negar porque está coartado por diferentes convenciones (sociales, morales o religiosas): hablo, por ejemplo, de la violencia, de la pulsión sexual, del miedo, de la cobardía, de la traición, de la envidia, de la  vanidad (vaya, casi me ha salido un catálogo de los pecados capitales). Por el otro, siempre me ha interesado mucho toda aquella parte de nuestra existencia que escapa a nuestro control: lo azaroso, lo arbitrario, lo impredecible, lo inexplicable. El destino, al fin y al cabo. Pero planteando siempre la disyuntiva de Calderón en La vida es sueño: es decir, si el destino concede una brecha para la libertad individual o nos somete bajo su implacable yugo.

4.- ¿Algún  principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?

Sí. Que si, por ejemplo, quieres escribir sobre la enfermedad, tengas muy en cuenta que antes que tú Tolstói escribió La muerte de Iván Ilich. No sé si me explico.

5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo tienen todo planificado desde el principio?

Hasta ahora me he movido en el terreno de la narrativa breve (relatos y, sobre todo, microrrelatos). El género condiciona mucho el proceso de composición. En un microrrelato necesito tener muy claro incluso el desenlace cuando me pongo a escribir. Esa necesidad no la he sentido tan acuciante al escribir relatos, en algunos de los cuales me he visto de repente perdido en mitad de la historia. En una novela, sin embargo, supongo que todo es mucho más nebuloso al principio, con lo que el avance debe ser significativamente más impredecible.

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

Así, a bote pronto: Crimen y castigo, de Dostoievski, La muerte de Iván Ilich, de Tolstói, El proceso, de Kafka, Castellio contra Calvino, de Zweig, Job, de Joseph Roth, Meridiano de sangre, de McCarthy, Bartleby, el escribiente, de Melville, La guerra del fin del mundo, de Vargas Llosa, Crónica de una muerte anunciada, de García Márquez, Los detectives salvajes, de Bolaño, Madame Bovary, de Flaubert, El desierto de los tártaros, de DinoBuzzati, A sangre y fuego, de Chaves Nogales, Stoner, de John Williams, algunos cuentos de Cortázar, Carver, Borges, McCullers; algunos poemas de Machado, Salinas, Lorca, Cernuda. Y Cervantes, por supuesto.

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.


Se trata de El oscuro relieve del tiempo, un conjunto de relatos y microrrelatos que supone mi primera obra literaria. El libro aborda, a través de la recreación de atmósferas oscuras y opresivas, algunos temas como la incomunicación, el sexo, la violencia, el miedo o la cobardía. El campo de batalla de las relaciones humanas, al fin y al cabo. Pero siempre con el tiempo al fondo. El tiempo como resorte de un engranaje que nos lleva y nos trae en medio de ese conflicto permanente. Un libro con el que he pretendido acechar las diferentes aristas de la condición humana. 


Iván Teruel (Girona, 1980). Licenciado en Filología Hispánica y profesor de enseñanza secundaria. Ha alternado los trabajos de investigación filológica, como la edición crítica de la Historia oriental de las peregrinaciones de Mendes Pinto (Almuzara, 2009) o el ensayo El Perú escindido (Ediciones Irreverentes, 2012), con la escritura creativa. Sus relatos aparecen en antologías como Tiempo de relatos (Booket, 2009), Mar de pirañas (Menoscuarto, 2012), De antología (Talentura, 2013) o La carne despierta (Gens Ediciones, 2013). El oscuro relieve del tiempo (Cal·lígraf, 2015) es su primer libro de narrativa breve. 

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