miércoles, enero 07, 2015

Eduardo Ruiz Sosa - Cuestionario básico


1.- ¿Por qué escribes?

La escritura es la forma que conozco para enfrentarme al mundo. O para enfrentar ciertas cosas que suceden, y que para comprenderlas me resulta necesario pensarlas largamente, escribirlas, corregirlas, darles un cuerpo y reconocerlas más allá de la forma intangible que puede tener un hecho cualquiera que, una vez ocurrido, se convierte en elemento de la memoria. Quiero decir que la escritura es algo así como una corporización del pensar, del sentir, del recordar, y que me resulta necesaria para aprehender las cosas y, en determinado caso, transmitirlas. Creo que ahí reside mi necesidad de escribir.    

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?

Casi siempre escribo en un café. Fuera de eso no hago nada especial: escribo buena parte a mano, en cuadernos de notas, y luego voy reescribiendo en la computadora. Llevo muchos cuadernos a la vez, trato de leer tanto como escribo, no creo que a la hora de la escritura haya que dejar de leer. Sobre todo leo poesía. Cuando estaba terminando Anatomía de la memoria, hacia los capítulos finales, me encontré con un bloqueo fuerte, una serie de dudas sobre la última parte del libro y sobre la forma y el contenido de esas páginas que faltaban; entonces dejé de escribir y me dediqué a leer Pedro Páramo, la poesía completa de José Barroeta, de Antonio Gamoneda, de Gonzalo Rojas, y poco a poco el ritmo, la estructura y las ideas volvieron a fluir. Lo fundamental para mí, una vez que la historia está asentada, es mantener el ritmo de la prosa, es el ritmo lo que muchas veces me resuelve los problemas técnicos que van apareciendo. Escucho música también: muchas veces repito una y otra vez un mismo disco mientras escribo, porque encuentro que tiene una cierta relación con lo que estoy haciendo, ya sea rítmicamente o por el espíritu de la letra y la música. Por ejemplo, durante muchas páginas de Anatomía de la memoria escuché un disco acústico de Santa Sabina, y durante la corrección escuchaba a Erik Satie.   

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?

Principalmente, y desde hace tiempo, la memoria, la política, la violencia, la muerte. Estoy seguro de que serán los temas que siempre trataré, porque son parte primordial de mi contexto, y no puedo, ni quiero, escapar de ellos.  

4.- ¿Algún  principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?

La honestidad, ante todo. Creo que no podría escribir por diversión, por hastío, por encargo, por placer, aunque todo ello forme parte de una amalgama de emociones que van apareciendo cuando escribo. Primero está la honestidad con uno mismo, y luego la honestidad con la propia escritura, y luego con el lector, y así en adelante, porque escribir es, para mí, una forma de aproximación a los otros, y creo que esa aproximación debe ser honesta, sincera, genuina.  

5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo tienen todo planificado desde el principio?

Planifico todo hasta donde me es posible, y luego dejo que la historia me vaya guiando. No puedo empezar sin un rumbo, me parece necesario establecer un camino a seguir, y es en función de ese camino que todo puede empezar a torcerse. Creo que lo primero que me resulta más indispensable es encontrar la lógica que mueve a los personajes, las formas de pensar, de actuar, de sentir, y cuando tengo eso, son ellos mismos los que se mueven a través de la trama y la modifican o la ratifican. Quiero decir que cada personaje, a mi modo de ver, debe ser congruente de principio a fin con una gama de posibilidades planteadas a partir de una forma de entender el mundo, de una forma de ser, de una lógica de pensamiento, propias y únicas, de ese personaje. Deben estar vivos, no parecer que están vivos. Así el libro tiene su propio rumbo, a partir del que yo invento.    

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

La poesía de Gonzalo Rojas, de José Barroeta, de Antonio Gamoneda, de César Vallejo, de Roberto Juarroz. Palinuro de México, de Fernando del Paso; Farabeuf, de Salvador Elizondo; Pedro Páramo, de Rulfo; El libro de la preguntas, de Edmond Jabès, toda la obra de Danilo Kis, Clarice Lispector, Djuna Barnes, John Barth, Antonio Lobo Antunes. Estos son los libros a los que más regreso, los autores que más han influido en mi forma de entender la escritura, el lenguaje, la historia.   

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.

Anatomía de la memoria (Candaya, 2014), es una novela que escribí con la ayuda de la Beca de Creación Literaria Han Nefkens. Aborda, desde la ficción, un movimiento estudiantil revolucionario, llamado Los Enfermos, que tuvo lugar hacia principios de los setentas en Culiacán, México. El libro comienza cuarenta años después de aquellos hechos, cuando un personaje llamado Estiarte Salomón es enviado a escribir la biografía del poeta Juan Pablo Orígenes, que participó en los movimientos de aquella época. Orígenes tiene problemas para recordar y Salomón se ve obligado, para reconstruir la historia, a recurrir a otros personajes que tuvieron que ver con ese pasado. En realidad, el libro no es un intento de rehacer los hechos verídicos del movimiento estudiantil, sino el de despertar en los personajes esa memoria y averiguar qué es lo que hacen hoy en día cuando esas emociones, esas ideas, esas formas de ver el mundo, vuelven a ellos en el momento en que la edad se les ha venido encima. Es un libro que rebusca en el presente y en el pasado, ciertamente, pero que tiene la intención de formular preguntas hacia el futuro.
Ahora estoy corrigiendo un libro de crónicas que escribí hace un par de años y estoy buscando el momento para dedicar tiempo a un proyecto que empecé hace unos siete años y del cual se desprendió, en su momento, la historia de Juan Pablo Orígenes. Aún no sé a dónde me va a llevar ese trabajo, pero ya estoy recuperándolo, poco a poco, para dedicarle el tiempo que necesite.


Eduardo Ruiz Sosa. Culiacán, Sinaloa, México, 1983. Estudió Ingeniería Industrial en el Instituto Tecnológico de Culiacán. Doctor en Historia de la Ciencia por la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha publicado narrativa, crónica y ensayo en diversos periódicos y revistas. Textos suyos han aparecido en las antologías: A fin de cuentos, La letra en la mirada, Renovigo y Emergencias, Doce cuentos iberoamericanos. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Literatura Inés Arredondo con el libro La Voluntad De Marcharse (Fondo Editorial tierra Adentro, 2008). En 2012 fue ganador de la I Beca de Creación Literaria Han Nefkens, que le permitió estudiar el Máster en Creación Literaria de la Universidad Pompeu Fabra. Actualmente cursa el último año del Doctorado en Filología Española en la Universidad Autónoma de Barcelona.

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