viernes, octubre 04, 2013

Fernando J. López - Cuestionario básico


1.- ¿Por qué escribes?

Es mi forma esencial de comunicarme. En la novela y en el teatro –a través de mis personajes- encuentro los cauces para expresar todo aquello que, de otro modo, no encontraría el modo de decir. La invención de otras vidas –y de otros mundos– surgió en mí desde que aprendí a leer, así que no me imagino sin crear ni sin dar voz a esos personajes que, a menudo, son más yo que yo mismo.

2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?

No soy especialmente maniático, aunque suelo escribir escuchando música. Normalmente elijo las canciones que creo que oiría el personaje sobre el que estoy escribiendo o alguna colección de temas que me evoquen el ambiente y el entorno en el que se mueve. También soy cuidadoso con los nombres y en su elección sigo dos criterios: suelo escoger aquellos que para mí tienen connotaciones positivas y, sobre todo, aquellos que encierran –en sí mismos- una historia. Es más, el tema del nombre es, en muchos de mis textos, un tema recurrente

3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?

Las inquietudes sociales estrechamente vinculadas a las sentimentales. Me interesa la narrativa y el teatro comprometidos con la realidad contemporánea –no soy nada afín a los textos historicistas ni de evasión-, pero de modo que se aúne lo crítico y lo documental con lo emocional: en mis historias se habla de temas como el deseo, la soledad o la necesidad (y dificultad) de comunicarnos, pero enfocado desde un punto de vista con el que intento trascender lo meramente individual. En definitiva, creo que concibo mis textos –o al menos, lo intento- como un retrato de la intimidad atravesado por la realidad social que rodea a los personajes y a los lectores.

4.- ¿Algún  principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir?

Hay tres reglas que intento no traicionar: mantener la coherencia (me gusta que los personajes me sorprenda, pero odio que se traicionen y pierdan su identidad por no estar lo bastante trabajados); estudiar la estructura (creo que la forma de contar –el cómo- es tan ensencial como el qué y, a menudo, incluso más); y evitar el aburrimiento en el lector (creo en la literatura que emociona, o que provoca, o hasta que desagrada, pero jamás en la que se convierte en un muro insalvable para quien la lee).

5.- ¿Eres de los que se deja llevar por la historia o de los que lo tienen todo planificado desde el principio?

Me dejo llevar, pero siempre tengo a mi lado un esquema donde anoto todo cuanto sucede, de modo que la historia –al final- no presente lagunas o contradicciones. Pero, por supuesto, el plan inicial no es más que el punto de partida del viaje: lo fascinante de escribir es que son los personajes quienes te acaban mostrando el resto del itinerario y, si de verdad has conseguido darles vida y hacerlos presentes en tu cabeza, son ellos los que eligen la meta en la que quieren que sitúes el punto final de tu relato.

6.- ¿Cuáles son tus autores o libros de cabecera?

Es imposible dar una lista cerrada, porque no conozco un solo escritor que no sea un lector voraz. Podría mencionar autores como Cortázar, Borges o Vargas Llosa –que alteraron mi visión de la literatura cuando los conocí en mi adolescencia-, a narradores como Bolaño o Chirbes –sus textos son de una lucidez absolutamente deslumbrante-, autoras clásicas como Emilia Pardo Bazán, Mercé Rodoreda, Marguerite Yourcenar o Virginia Woolf –que me fascinan por su modernidad-, novelistas como Flaubert, Eça de Queirós o Clarín –soy un lector voraz de textos realistas-, dramaturgos como Strindberg, Chéjov, Mayorga, Caballero o Koltés –tan diferentes entre sí y en sus épocas como esenciales en mi forma de entender el teatro- y, por supuesto, poetas como Lorca o Juan Ramón Jiménez, que son dos de los máximos ejemplos de dominio de la palabra y de vivencia de la literatura.

7.- ¿Podrías hablarnos de tu último proyecto? Bien lo último que hayas publicado o lo último que hayas escrito o estés escribiendo.

En 2013 he publicado cuatro libros muy diferentes entre sí. Ha sido un año tan intenso como prolífico y todos ellos son títulos importantes en mi vida:
La inmortalidad del cangrejo, mi novela más dura, publicada con Baile del Sol y en la que,  a partir de la desaparición de un joven, se analiza –con el fondo del 11S- el inicio de la crisis actual.
El reino de las Tres Lunas, mi primera novela juvenil, publicada por Alfaguara y en la que se plantea una historia de aventuras y fantasía en la que se reivindica la literatura y la libertad de pensamiento.
Las vidas que inventamos, una novela sobre las mentiras y  las dobles existencias a que nos obliga la sociedad contemporánea, publicada por Espasa.

Cuando fuimos dos, una obra de teatro sobre el amor y el desamor que se centra en la pareja formada por César y Eloy, dos de mis personajes más personales, y que empieza este 20 de septiembre su tercera temporada en el teatro Infanta Isabel de Madrid.


Fernando J. López. Novelista, dramaturgo y profesor de Lengua y Literatura nacido en Barcelona (1977). Su trayectoria narrativa comenzó con In(h)armónicos, con la que le fue concedido el Premio Joven & Brillante de Narrativa por un jurado compuesto, entre otros, por Carlos Bousoño y Camilo José Cela. Con su segunda novela, La inmortalidad del cangrejo, resultó finalista en los certámenes Premio Río Manzanares y Premio Ciudad de Badajoz. Posteriormente, con La edad de la ira fue tercer finalista del Premio Nadal 2010. En 2013 publicó tres nuevos títulos: Las vidas que inventamos, de nuevo con Espasa; La inmortalidad del cangrejo, con Baile del Sol; y su primera novela juvenil, El Reino de las Tres Lunas, con Alfaguara.

Como dramaturgo, es autor de más de una veintena de obras y ha sido incluido por el hispanista John P. Gabriele dentro del grupo de las «Catorce voces emergentes del teatro español actual» (Anales de la Literatura Contemporánea, 2010). Entre sus textos teatrales estrenados y publicados destacan El sexo que sucede (AAT, 2006), Tour de force (Antígona, 2011), Saltar sin red (Antígona, 2013) y Cuando fuimos dos (Ñaque, 2012), que actualmente vive su tercera temporada de éxito en la cartelera madrileña en el teatro Infanta Isabel.

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