martes, diciembre 25, 2012

Feliz Navidad


Como todas las Navidades, os dejo unos cuantos videos como felicitación.


En primer lugar, la indefensión aprendida.

 

 Un clásico diálogo de Abbott y Costello: ¿Quién está en la primera base?

 

 La Haka de los All Blacks.

 

Y un villancico grabado por la policía local de Valencia.

 


 Con mis mejores deseos.

miércoles, diciembre 19, 2012

Dejar de escribir


¿Puede un escritor dejar de escribir? Recientemente Philip Roth e Imre Kertesz han anunciado que abandonan la escritura. Uno porque afirma haber perdido la inspiración y el otro por considerar que ya no tiene nada más que decir. ¿Es posible dejar de escribir de un modo consciente? ¿Puede un escritor jubilarse? ¿El escritor puede considerar que tiene una especie de misión y, además, es capaz de saber cuándo debe darla por realizada?

Enrique Vila-Matas, en su libro Bartleby y compañía, cuenta muchísimos casos de escritores que han dejado de escribir, pero yo me pregunto si el escritor es capaz de tomar conscientemente esa decisión. Estoy seguro de que J. D. Salinger ha debido dejar muchos escritos inéditos, no concibo otra posibilidad. Yo creo que escribir es una necesidad, una pulsión que forma parte del escritor y que no puede reprimirse. Luis Landero, en una entrevista publicada en el último número de la revista Qué Leer dice: “escribir es mi vida y si yo no escribiera me hubiera tirado por el balcón”.

Hay varios casos de escritores que afirmaron que dejaban de escribir y luego tuvieron que rectificar. Caballero Bonald, por ejemplo, que llegó a decir algo tan rotundo como que se había acabado su literatura e incluso su vida, tuvo que admitir que había recuperado las ganas porque, claro, “¿qué haces si te viene un poema?” Fernando Vallejo confiesa que es “la única promesa que ha incumplido en su vida”. Eduardo Mendoza ha llegado a anunciar nada menos que el fin de la novela, aunque él sigue practicando el género. Y Lucía Etxebarría también afirmó oficialmente que no volvería a publicar libros en una temporada muy larga, como protesta por el fenómeno de las descargas ilegales en internet: “No me apetece pasarme tres años trabajando como una negra para esto”, dijo.

Como ya he dicho, no estoy seguro de que un autor pueda decidir abandonar una tarea, la literatura, que de entrada no sabe por qué practica y, en caso de buscar una razón, termina admitiendo, por regla general, que se trata de una necesidad, de una forma de explicarse la vida.
Supongo que, en algunos casos, hay un intento de llamar la atención, de promocionarse incluso, detrás de una afirmación de este tipo. En otros, en el caso de autores como Roth, solo puedo ver una forma de escapar a la presión mediática, a las exigencias de un público que espera siempre la misma calidad y la misma frescura y que se indigna si esas expectativas no son cumplidas.