martes, julio 26, 2011

Secuestrados



Una de mis pasiones cinéfilas inconfesables es el cine de terror. He de reconocer que me gusta que una trama me mantenga pegado al sillón y con el corazón en un puño. Y eso es exactamente lo que ofrece y lo que da “Secuestrados”, de Miguel Ángel Vivas. Un artefacto milimétricamente calculado que consigue meter al espectador en una atmósfera claustrofóbica y de una violencia creciente.

Una familia, padre, madre e hija, acaban de trasladarse a una nueva casa. Un lujoso chalet en una privilegiada zona residencial. De pronto, tres encapuchados irrumpen en el hogar y la tensión se dispara. En manos de unos desconocidos, el pánico y la impotencia van minando a los secuestrados, que lo único que pueden hacer es intentar sobrevivir en un espacio cuyas reglas desconocen. En una situación así no hay héroes, sólo víctimas en estado de shock y de indefensión.

Los actores están perfectos en sus papeles, transmitiendo una intensidad y un realismo francamente perturbadores. Fernando Cayo, el padre, intentando mantener la calma, Ana Wagener, una madre absolutamente desbordada por las circunstancias, y Manuela Vellés, la niña mimada que se encuentra de pronto en el centro de un mundo dantesco.

Por supuesto, una de las bazas de esta película es el modo en que está rodada. Doce planos secuencia, sin cortes, que nos llevan de un lado a otro de la casa, de uno a otro de los personajes, sin detenerse, sin darnos tregua, lo cual demuestra una planificación elogiable. Y consigue, con un estilo nervioso que se va acelerando conforme avanza la trama, que nos sumerjamos en ese ambiente cerrado y angustioso. Un film no apto para todos los estómagos, de una violencia extrema y una claustrofobia casi inaguantables. Un film arriesgado, hiperrealista y eficaz.

Trailer:

1 comentario:

Clarice Baricco dijo...

Masoquista eres.
Y contagias a verla.
Esperaré entonces.
Abrazos cinéfilos.