miércoles, octubre 20, 2010

HFS – György Konrad


Acudo a esta entrevista recordando a Jorge Semprún, cuando advierte que dentro de poco ya no quedarán testimonios directos de la época del holocausto.
En Marzo de 1944 György Konrad tenía once años y huyó a Budapest con su hermana, justo antes de que los nazis detuvieran a los judíos en su pueblo. Cuenta esta experiencia en el último libro que acaba de publicarse en España: “Viaje de ida y vuelta”. Yo espero que hable de esta experiencia.

La charla tiene lugar en el salón de actos de Caja Segovia. György Konrad es entrevistado por Adan Kovacsis, su traductor al español. Conversarán en húngaro, por lo que es necesaria la traducción simultánea. Y creo que ese fue el problema. Conforme avanzaba la conversación entre los dos hombres yo podía constatar que el húngaro era una lengua muy complicada. La voz de la traductora retorcía las frases, con esfuerzo, con dudas, y a veces esas frases no llegaban a su fin, tan sólo quedaban en suspenso y empezaban otras. Muy complicado. Muy difícil seguir el hilo de la conversación.

La Primavera de Praga, en 1968, se percibió en Hungría, y se produjo un cierto ambiente de libertad que favoreció la publicación de su primer libro, “El visitante”, que trataba sobre personas marginadas. No tuvo que eliminar nada, pero en cuanto apareció, el periódico del partido publicó un artículo titulado “De un libro malo”. Le dedicaron una página entera. Se agotaron los ejemplares, seguramente gracias a aquel artículo, y es que siempre hay algo bueno en todo lo malo.

Es sociólogo. Dice que ha tenido que desempeñar muchos trabajos a lo largo de su vida. Trabajó en el Instituto de Planificación Urbana de Budapest. Su trabajo estaba relacionado con la defensa de los intereses de los niños. Podía ser doloroso, aunque tenía ventajas, ya que disponía de su propio tiempo. Visitaba a las familias cuando quería, con lo que conseguía tener libres las mañanas. Era un trabajo delicado, pero él podía combinarlo con su conciencia, actuar conforme a su ética. Dice: Las fachadas esconden tragedias. Visitaba semanalmente ciudades del interior y escribía un informe. Pasó ocho años allí y de esa experiencia nació la novela “El fundador de la ciudad”. Este libro, basado en sus experiencias laborales, ya no se publicó en Hungría. Por esta obra la policía estatal redactó informes sobre él, informes que mucho tiempo después tuvo oportunidad de leer.

Su libro “El cómplice” trata precisamente sobre la intelectualidad, sobre los consejeros, confidentes, gente de literatura, jefes de policía... personas de todo tipo. Dice: Si el poder se concentra en manos de unos pocos, a éstos no les gusta que los critiquen.
Sus obras “El reloj de piedra”, “Una fiesta en el jardín” y “Viaje de ida y vuelta” son libros autobiográficos en los que la historia personal de Konrad se funde con la historia de Europa. Son libros en los que intenta reproducir las conexiones de la memoria, realizar una especie de foto de grupo. Pero también son producto de la fantasía. Es inevitable. Le interesa el ejercicio de acordarse de algo. Toda ficción puede ser cierta y todas las realidades ser falsas.

Finaliza la charla y me quedo con la impresión de que han quedado muchos temas sin tratar. György Konrad me ha parecido una persona interesante. Su forma de hablar, su personalidad reposada, corresponden a alguien que ha reflexionado mucho, alguien que ha tratado de entender a los demás, las circunstancias que determinan nuestros actos. Espero encontrar en sus libros las respuestas que me faltan.

No hay comentarios: