domingo, agosto 08, 2010

Vivir, escribir


Este blog se toma un descanso, se va de vacaciones hasta septiembre.

Aprovecho esta circunstancia para recomendar un breve libro titulado “Vivir, escribir”, cuya autora es Annie Dillard. Está editado por “Ediciones y Talleres de Escritura Creativa Fuentetaja”.

Tan sólo conozco a Annie Dillard por este libro. Nació en 1945 en Pittsburgh. Ganó el premio Pulitzer en 1975 por “Pilgrim at Tinker Creek”, libro de contenido espiritual, escrito durante el tiempo que pasó viviendo en Tinker Creek, lugar donde mantuvo un contacto directo con la naturaleza y al que acudió tras padecer un ataque de neumonía. Se trata de una especie de diario en el que plasma sus experiencias y reflexiones de inspiración teológica, no en vano se define la autora como una “promiscua espiritual”, dispuesta a aprender de distintas escuelas y religiones. Esta curiosidad se refleja muy bien en “Vivir, escribir”.

Libro autobiográfico, reflexivo, que se centra principalmente en su relación con la literatura. De hecho, es un sentido elogio al acto de escribir, a sus dificultades y compensaciones. Es una obra breve pero intensa. No se trata de un manual, pese a que nos cuenta aquellos aspectos que para ella son fundamentales a la hora de redactar una obra. Sus ideas las sustenta con historias que demuestran que lo que aplica a la literatura puede aplicarse también a otras disciplinas u órdenes de la vida. A veces la voz de Dillard suena categórica, como si hubiera encontrado realmente todas las respuestas, pero pronto vemos sus dudas aflorar de nuevo, su asombro constante, la fuente de su aprendizaje.

No existe una relación proporcional, ni directa ni inversa, entre la estima que tenga el escritor por su obra en curso y la calidad real de la misma. La sensación de que la obra es magnífica, la sensación de que es abominable, son sendos mosquitos que hay que espantar, que hay que olvidar o aplastar: insectos cuya presencia nunca conviene consentir.

Hasta la vuelta.